El negocio de los delfines

El negocio de los delfines

Fecha de Publicación: 25/04/2008
Fuente: Excélsior
País/Región: Internacional


No sólo se usa a estos mamíferos marinos para espectáculos, también se les explota en supuestas terapias para la salud y en algunos otros negocios de entretenimiento en el país.
Los delfines han creado todo un negocio en México, mismo que podría estar en riesgo si no se conservan las especies existentes en los 21 delfinarios que actualmente operan en el país.
Desde 2002 la captura de dichos ceteáceos es ilegal en México, a excepción de la que tiene fines científicos. No obstante, la ley acepta que se den espectáculos itinerantes y fijos.
Hasta 2001, cuando se reguló el funcionamiento de los delfinarios, esos negocios habían crecido sin ninguna normativa.
A partir del 26 de enero de 2006 se prohibió la importación, exportación y reexportación de mamíferos marinos y primates, gracias a la reforma que se realizó a la Ley General de Vida Silvestre.
De esta manera se pretendió poner fin al continuo y desordenado tráfico principalmente de delfines, luego de diversos escándalos provocados por la muerte de los mismos durante su captura y transportación hacia los delfinarios.
Cabe resaltar que la iniciativa de reforma que ahora protege a las poblaciones silvestres de delfines, ballenas, lobos marinos y otros mamíferos marinos, permaneció atorada más de dos años en el Senado de la República debido al intenso cabildeo que ejercieron los empresarios involucrados en la industria de los delfinarios.
Se sabe que en México existen delfines en cautiverio desde la década delos 70 y que incluso nuestro país es considerado como el tercero con más delfines cautivos, sólo detrás de Estados Unidos y Canadá. Además, en nuestro territorio mexicano existe el mayor número de delfinarios de toda América Latina.
De acuerdo con investigaciones de Yolanda Alaniz, autora del libro Delfinarios y representante de Conservación de Mamíferos Marinos de México AC, el nuestro es uno de los pocos países de América Latina que permite operar delfinarios, “los cuales son centros recreativos con altas ganancias y donde los cetáceos viven un tormento”.
Por ejemplo, en Brasil y Chile este tipo de empresas están prohibidas; en Argentina sólo hay dos sitios con nueve delfines y en Venezuela uno con apenas cuatro especies.
La investigadora sostiene que los delfinarios de México, que presentan cetáceos en actos circenses o los ponen a nadar con personas que persiguen beneficios curativos o simple diversión, son el ejemplo de un negocio que no debería existir en ninguna parte.
En su libro, asegura que más de la mitad de los delfines encerrados en estanques mexicanos desde los años 70 murieron tempranamente por neumonía, estrés, problemas gástricos y traumatismos producidos por golpes. Y que desde 1997 esta cifra osciló entre 20 y 25 por ciento. Sólo entre cuatro y seis por ciento de las muertes se debió a la vejez.
Los científicos resaltan que los delfines son animales de alta inteligencia que, en libertad, construyen complejas redes sociales. Pero en cautiverio, la mayoría de sus conductas instintivas son reprimidas, se los obliga a interactuar con humanos y se anula sus capacidades para nadar grandes distancias y capturar, en manada, peces vivos.
Yolanda Alaniz y Laura Rojas, la otra autora de Delfinarios, afirman que el crecimiento de este negocio durante varias décadas se debió principalmente a la corrupción en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, por lo que se aprobaron las modificaciones a la Ley General de Vida Silvestre.
No obstante, recientemente Alaniz denunció que hoy en día la Semarnat sigue otorgando permisos de captura supuestamente con fines científicos, principalmente para su uso en delfinoterapia, aunque no hay pruebas de que esta técnica mejore la condición de personas enfermas o con alguna discapacidad.
La médica Yolanda Alaniz reitera que en los delfinarios hay un “maltrato crónico en todos los sentidos”, pero que siguen operando con irregularidades debido a la corrupción de autoridades.
Oficialmente se indica que hay unos 270 delfines en cautiverio en México. De 1997 a 2005 murieron 48. Pero las autoras del libro afirman que tales números están subestimados, pues los responsables de esos centros ocultan información.
Actualmente los delfinarios en México ya no pueden operar con ejemplares capturados o importados del Caribe o Japón, como sucedió hasta los años 90, sino sólo con los que nacen en cautiverio.
Por ello, las empresas de este rubro deben cuidar el trato a los ejemplares.
Francisco Córdova, actual director de Delphinus, empresa que opera directamente cinco delfinarios en el Caribe Mexicano y otro en el Pacífico, asegura que la inversión en el cuidado y conservación de sus delfines cada vez es mayor.
“No puedo poner a trabajar a lo loco a mi delfín, porque aunque duplicamos el número de nados que ofreció la empresa no creció mi población de delfines. Su mala salud afecta la productividad de mi empresa”, comenta en entrevista en referencia al crecimiento de ciento por ciento que ha tenido Delphinus en sus ventas de nados con delfines en los últimos tres años.
El éxito de Delphinus se fundamentó en hacer entrenamientos más profesionales y ordenados para garantizar salud física y emocional del delfín. “Además de ayudarlos a reproducirse, fue un proceso apasionante”, agrega Córdova.
Quien fuera el director general de Grupo Xcaret reitera que su empresa invierte cada vez más en investigación y en personal veterinario con el afán de preservar y reproducir los más de 60 delfines que conserva para la operación de sus seis delfinarios ubicados en Cabo San Lucas, Riviera y Costa Maya y en parques como Xel-ha y Xcaret, así como en la alberca del hotel Dreams en Cancún.
El empresario reitera que sus delfines tienen un porcentaje de agresividad prácticamente nulo hacia el humano, debido a un correcto proceso de entrenamiento.
Francisco Córdova alerta que sus competidores, como Dolphin Discovery han abaratado el precio del nado con delfines en detrimento de la calidad del servicio y de la salud de los animales.
Por ello, Delphinus ha tratado de distinguirse del resto de los delfinarios que operan en el país a través de inversiones en entrenamiento, investigación y acondicionamiento de sus instalaciones, añade.
De esta manera, Córdova asegura que su empresa tiene planeada la construcción de un gran complejo en la Riviera Maya, diseñado especialmente para la reproducción, resguardo e investigación de delfines, ya que acepta que ninguno de los otros delfinarios tiene instalaciones suficientemente apropiadas para estas labores.
Asimismo, planea la expansión de la empresa en otros destinos como Huatulco, Mazatlán y la zona exclusiva de Acapulco.
No sólo se usa a estos mamíferos marinos para espectáculos, también se les explota en supuestas terapias para la salud y en algunos otros negocios de entretenimiento en el paísLos delfines han creado todo un negocio en México, mismo que podría estar en riesgo si no se conservan las especies existentes en los 21 delfinarios que actualmente operan en el país.
Desde 2002 la captura de dichos ceteáceos es ilegal en México, a excepción de la que tiene fines científicos. No obstante, la ley acepta que se den espectáculos itinerantes y fijos.
Hasta 2001, cuando se reguló el funcionamiento de los delfinarios, esos negocios habían crecido sin ninguna normativa.
A partir del 26 de enero de 2006 se prohibió la importación, exportación y reexportación de mamíferos marinos y primates, gracias a la reforma que se realizó a la Ley General de Vida Silvestre.
De esta manera se pretendió poner fin al continuo y desordenado tráfico principalmente de delfines, luego de diversos escándalos provocados por la muerte de los mismos durante su captura y transportación hacia los delfinarios.
Cabe resaltar que la iniciativa de reforma que ahora protege a las poblaciones silvestres de delfines, ballenas, lobos marinos y otros mamíferos marinos, permaneció atorada más de dos años en el Senado de la República debido al intenso cabildeo que ejercieron los empresarios involucrados en la industria de los delfinarios.
Se sabe que en México existen delfines en cautiverio desde la década delos 70 y que incluso nuestro país es considerado como el tercero con más delfines cautivos, sólo detrás de Estados Unidos y Canadá. Además, en nuestro territorio mexicano existe el mayor número de delfinarios de toda América Latina.
De acuerdo con investigaciones de Yolanda Alaniz, autora del libro Delfinarios y representante de Conservación de Mamíferos Marinos de México AC, el nuestro es uno de los pocos países de América Latina que permite operar delfinarios, “los cuales son centros recreativos con altas ganancias y donde los cetáceos viven un tormento”.

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