Amazonas, el veto de Rousseff puede salvarlo
18:24 | 
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Eco Sitio |
Rousseff ante momento definitorio
Fecha de Publicación: 21/05/2012
Fuente: Nuevo Herald
País/Región: Brasil
La presidente Dilma Rousseff enfrenta uno de los momentos definitorios de su presidencia conforme la presión se acumula sobre ella para que vete una iniciativa de ley, misma que abriría vastas áreas protegidas de bosques a la ganadería y la agricultura, con potencial de revertir los grandes progresos de Brasil para desacelerar la deforestación del Amazonas.
El Código Forestal, que fue aprobado por el Congreso en abril a instancias de poderosos grupos agrícolas, es un esfuerzo por reorganizar la legislación brasileña que ha suministrado protección forestal desde hace 47 años. Esta ley ha surgido como un tema sumamente delicado para Rousseff de cara al Congreso de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, programado para celebrarse aquí el mes entrante.
Efectivamente, esta ley les daría una amnistía a terratenientes que deforestaron ilegalmente áreas antes de 2008, atrayendo la ira de ambientalistas. Si la legislación entrara en vigor, podría permitirles a terratenientes en el Amazonas reducir la extensión obligatoria del bosque tropical de 80 a 50 por ciento y pudiera ocasionar la pérdida de casi 76,891 millones de hectáreas de bosque, con base en el Instituto de Investigación Económica Aplicada del gobierno.
La llegada de la iniciativa de ley a la agenda del presidente llega en momentos delicados para el gobierno brasileño, obligándolo a examinar sus alianzas con partidos que apoyaron la ley. Brasil ya enfrenta el escrutinio por sus planes para enormes planes de energía en el Amazonas, los cuales ya han sido defendidos por Rousseff. Revueltas de trabajadores han estallado en últimas fechas en algunos sitios de construcción de presas, al tiempo que huelgas han desacelerado las obras en el mayor proyecto hidroeléctrico de Brasil, Belo Monte.
“No se puede permitir que Brasil dé este paso atrás”, dijo Marina Silva, ex ministra del ambiente y ex candidata presidencial, en una entrevista. Obviamente, concederles amnistía a quienes han destruido bosques acrecienta el riesgo de nueva deforestación”.
Igualmente inflexibles en su apoyo a la iniciativa de ley se muestran los “ruralistas” de Brasil, legisladores que representan intereses agrícolas. Arguyen que es necesario el nuevo Código Forestal para apoyar a la economía de Brasil, que extrae fuerza de exportaciones de productos agrícolas como carne de res, semilla de soya, azúcar y aves.
Katia Abreu, senadora que representa al estado de Tocantis y presidente de la Confederación Nacional de Agricultura y Ganado, criticó con dureza a grupos internacionales del ambiente que han estado pidiéndole a Rousseff que vete la iniciativa de ley.
“Hay ONG allá afuera que están comprometidas con sus países de origen, particularmente de Europa”, dijo Abreu, refiriéndose a organizaciones no gubernamentales y describiendo sus acciones como un “intento por paralizar el crecimiento del agronegocio brasileño”.
De cualquier forma, otras voces prominentes en Brasil, que alberga aproximadamente 40 por ciento de los bosques tropicales del mundo, han intervenido en contra del nuevo Código Forestal, incluida la Academia de Ciencias de Brasil y la Sociedad Brasileña por el Progreso de la Ciencia, dos de los principales grupos científicos del país. La ira en torno a dicha ley se ha extendido a la cultura popular. Ejemplificando el sentimiento en la industria del entretenimiento, la actriz Camila Pitanga rompió el protocolo en un evento de este mes, llamando a Rousseff, quien estaba presente, a que vetara la ley. Imágenes de vídeo de Pitanga se propagaron rápidamente en medios sociales a lo largo de Brasil.
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Fecha de Publicación: 21/05/2012
Fuente: Nuevo Herald
País/Región: Brasil
La presidente Dilma Rousseff enfrenta uno de los momentos definitorios de su presidencia conforme la presión se acumula sobre ella para que vete una iniciativa de ley, misma que abriría vastas áreas protegidas de bosques a la ganadería y la agricultura, con potencial de revertir los grandes progresos de Brasil para desacelerar la deforestación del Amazonas.
El Código Forestal, que fue aprobado por el Congreso en abril a instancias de poderosos grupos agrícolas, es un esfuerzo por reorganizar la legislación brasileña que ha suministrado protección forestal desde hace 47 años. Esta ley ha surgido como un tema sumamente delicado para Rousseff de cara al Congreso de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, programado para celebrarse aquí el mes entrante.
Efectivamente, esta ley les daría una amnistía a terratenientes que deforestaron ilegalmente áreas antes de 2008, atrayendo la ira de ambientalistas. Si la legislación entrara en vigor, podría permitirles a terratenientes en el Amazonas reducir la extensión obligatoria del bosque tropical de 80 a 50 por ciento y pudiera ocasionar la pérdida de casi 76,891 millones de hectáreas de bosque, con base en el Instituto de Investigación Económica Aplicada del gobierno.
La llegada de la iniciativa de ley a la agenda del presidente llega en momentos delicados para el gobierno brasileño, obligándolo a examinar sus alianzas con partidos que apoyaron la ley. Brasil ya enfrenta el escrutinio por sus planes para enormes planes de energía en el Amazonas, los cuales ya han sido defendidos por Rousseff. Revueltas de trabajadores han estallado en últimas fechas en algunos sitios de construcción de presas, al tiempo que huelgas han desacelerado las obras en el mayor proyecto hidroeléctrico de Brasil, Belo Monte.
“No se puede permitir que Brasil dé este paso atrás”, dijo Marina Silva, ex ministra del ambiente y ex candidata presidencial, en una entrevista. Obviamente, concederles amnistía a quienes han destruido bosques acrecienta el riesgo de nueva deforestación”.
Igualmente inflexibles en su apoyo a la iniciativa de ley se muestran los “ruralistas” de Brasil, legisladores que representan intereses agrícolas. Arguyen que es necesario el nuevo Código Forestal para apoyar a la economía de Brasil, que extrae fuerza de exportaciones de productos agrícolas como carne de res, semilla de soya, azúcar y aves.
Katia Abreu, senadora que representa al estado de Tocantis y presidente de la Confederación Nacional de Agricultura y Ganado, criticó con dureza a grupos internacionales del ambiente que han estado pidiéndole a Rousseff que vete la iniciativa de ley.
“Hay ONG allá afuera que están comprometidas con sus países de origen, particularmente de Europa”, dijo Abreu, refiriéndose a organizaciones no gubernamentales y describiendo sus acciones como un “intento por paralizar el crecimiento del agronegocio brasileño”.
De cualquier forma, otras voces prominentes en Brasil, que alberga aproximadamente 40 por ciento de los bosques tropicales del mundo, han intervenido en contra del nuevo Código Forestal, incluida la Academia de Ciencias de Brasil y la Sociedad Brasileña por el Progreso de la Ciencia, dos de los principales grupos científicos del país. La ira en torno a dicha ley se ha extendido a la cultura popular. Ejemplificando el sentimiento en la industria del entretenimiento, la actriz Camila Pitanga rompió el protocolo en un evento de este mes, llamando a Rousseff, quien estaba presente, a que vetara la ley. Imágenes de vídeo de Pitanga se propagaron rápidamente en medios sociales a lo largo de Brasil.
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